Consejo#30: Obediencia, No Perfección

«No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?»
(Eclesiastés 7:16). (eclesiastés siete dieciseis)

Creo que si nos exigimos a nosotros mismos, y a los demás que seamos perfectos, inevitablemente encontraremos fallas en todo. Cualquier broma inofensiva se convertirá en un motivo de escándalo, y caeremos en el hábito de juzgar, y condenar, a quienes nos rodean. Este enfoque solo nos lleva a perder la fe y autodestruirnos. Es importante recordar que somos seres imperfectos, viviendo en un mundo imperfecto. En lugar de buscar la perfección en nuestros propios ojos, debemos esforzarnos por caminar en la presencia de Dios, y obedecer Su Palabra. Es en este proceso, que nos volvemos perfectos a los ojos de Dios. La verdadera justicia reside en Él, no en nosotros.

Señor, pon en mi la atención para reconocer cuando esté intentando ser perfecto, de manera que quites de mi, la innecesaria carga de la inconformidad ante todo aquello que me rodea, por negar la gran verdad, del mundo imperfecto en el que vivimos. Al contrario, Padre, fortalece mi determinación para caminar siempre por Tus sendas, de forma que pueda ser, mas bien, obediente a Tu Palabra y dependiente, en todo momento, de Tu infalible justicia, y perfecta voluntad.

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *