“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.” (Romanos 12:14).
Nunca se olvide de que nuestra lucha no es en contra de las personas, sino a
favor de ellas. Muchos de los que hoy predican el Evangelio ya fueron enemigos
de él, antes de haber sido bendecidos con la Verdad. El Señor Jesús nos ordenó
amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen y orar por los que
nos calumnian, porque así les damos la oportunidad de conocer a Dios y de ser
salvos.
Señor, quiero pedirte por mis enemigos, por aquellos que se han empeñado
en hacerme mal y por aquellas personas que disfrutan haciendo daño a otros.
No nubles mi visión por el rencor y abre mi corazón a aceptar que la justicia
es sólo tuya.
Ayúdales a esas personas, Padre, a que puedan descubrirte, conocerte y aceptarte
en sus corazones y concédeme por mi parte, la capacidad de perdonar sus ofensas,
asi como Tu perdonas nuestros errores y aún en ellos, nos sostienes día tras día.