Palabra#72 de 100: Cumplimiento

Una Palabra:

Cumplimiento

Un versículo:

Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. (Lucas 5:5-6)

Dar cumplimiento a las cosas pequeñas que el Señor espera de nosotros, puede traer bendición a muchos. El pasaje de hoy ilustra este principio.

Simón Pedro, un pescador experimentado, había trabajado toda la noche sin pescar nada. Estaba en la playa terminando su trabajo cuando Jesús se le acercó. El Señor quería hablar desde su barca a la multitud que estaba en la orilla de la playa. A pesar de una larga e infructuosa noche de trabajo, Pedro aceptó que Jesús utilizara la embarcación. La multitud fue bendecida por ver y escuchar predicar a Cristo.

Las peticiones que Dios nos hace pueden llegarnos en momentos no oportunos o inesperados. Podemos sentirnos tentados a dejar que otra persona responda a su llamado, pensando que no importa quién sea el que cumpla con tales designios del Señor. Pero recuerde que los planes de Dios son para nuestro bien (Jer 29.11).

Más tarde, Jesús hizo una segunda petición a Pedro: que dirigiera la barca a aguas más profundas, y que echara las redes. El pescador expresó las pocas probabilidades de pescar algo, pero hizo lo que Cristo le pidió. La obediencia de Pedro dio como resultado abundancia para la multitud, los demás pescadores, sus familias, y él mismo.

Pedro no obedeció para ser recompensado, pero eso es precisamente lo que sucedió. Sus simples actos de obediencia llevaron a mayores oportunidades de servicio y a ocasiones de bendición abundante.

Algunos actuamos como si la obediencia y el verdadero cumplimiento en las cosas pequeñas carecieran de importancia, pero la historia de Pedro nos enseña lo contrario. Comprometámonos a obedecer las instrucciones del Señor en todo, confiando en que toda obediencia será para nuestro bien.

Oración:

Señor, fortalece en mi, cada día, un carácter de humildad y docilidad a los propósitos a los que me has llamado. Que sea mi vocación dar cumplimiento a todo aquello que esperas de mi, de forma que rinda yo el fruto que Tu deseas, siempre para Tu honra y para Tu gloria. Que no atienda a los llamados del mundo por la conquista del éxito a costa de cualquier cosa, sino que ponga de primero el servirte, en todo momento con mi mayor compromiso y fidelidad, pues cumpliendo contigo, y caminando a Tu lado, ya tengo todo lo que necesito. En El Nombre de Jesús, Amén.

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